Uno de los temas que más se ha tocado en la literatura universal es el amor. Cualquiera puede entender por qué: es el sentimiento que puede mover montañas y eliminar la cordura en toda persona cuerda. Pero, si uno intenta definirlo más a detalle, se topa con definiciones abstractas e incluso paradójicas. Por ejemplo, el amor también puede causar sufrimiento. ¿Cómo un sentimiento que se cree positivo también puede causar algo negativo? Es por esta falta de cimientos sólidos sobre los que la descripción del amor se sostiene que he decido investigar tanto como me es posible sobre este concepto tan bizarro. En esta sección encontrarás resúmenes de los libros que están siendo parte de esta investigación, junto a conclusiones y meditaciones que he comenzado a crear a partir de ellos. Espero que lo publicado aquí también te sirva a la hora de descifrar qué es lo que sucede en ti y en tu entorno cuando crees que estás enamorada/o.
Logan Ury, en su libro titulado “How to not die alone”, explica que según diversos estudios enfocados en analizar aquellas características que separan las relaciones exitosas de aquellas que no lo son, descubrieron que existen ciertos elementos que una persona tiene que buscar en su pareja potencial para incrementar las probabilidades de éxito en una relación. Estas son:
• Estabilidad emocional: tu pareja potencial tiene que saber auto-regularse emocionalmente, lo que significa que no se deja llevar por sus emociones negativas fácilmente.
• Amabilidad y compasión: ¿es amable y muestra compasión hacia personas de quienes no recibe nada a cambio?
• Lealtad: Él/ella está contigo en las buenas y en las malas; no se desaparece apenas estás teniendo algún problema significativo.
• Mentalidad de crecimiento: esto significa que él/ella cree que las características que lo/la componen no son estáticas, que pueden cambiar, que pueden mejorar; no ve los fracasos como fallas en su persona sino como oportunidades de aprendizaje y no necesita validación continua por parte de otras personas.
• Saca lo mejor de ti: resalta tus virtudes.
• Maneja conflictos eficientemente: no echa más leña al fuego durante las peleas sino que hace lo posible para buscar soluciones.
• Sabe tomar decisiones difíciles contigo: no huye de este tipo de decisiones, toma en consideración tus intereses y opiniones, y no se deja aplastar por el peso de las circunstancias.
Ahora bien, según Logan, estas características, para muchas personas, son secundarias a la hora de elegir una pareja. En vez de ellas, la mayoría se enfoca en aquellas que no son importantes a la hora de predecir el éxito en una relación. Estas son:
• Dinero: sí, el éxito financiero elimina varias fuentes de estrés para la pareja, pero no es directamente proporcional al éxito de la relación, es decir, más dinero no conlleva mayores probabilidades de éxito en la relación.
• Atractivo físico: como se explica en el libro de Logan “para cada persona atractiva, hay alguien que está cansado/a de tener sexo con él/ella”. La apariencia exterior no es una indicación de que esa persona será una buena pareja.
• Personalidad y hobbies similares: esto me sorprendió apenas lo leí. Yo pensaba que a más similitudes en personalidades y en las cosas que les gustan hacer, más probabilidades de que sea una relación duradera, pero la ciencia no corrobora esto. Lo importante es que nuestra pareja no juzgue y que nos dé tiempo y espacio para que practiquemos aquello que nos gusta hacer. Y sobre personalidades, yo pensé que extrovertidos tendrían mejores relaciones con otros extrovertidos y lo mismo para introvertidos, pero esto tampoco es real. Así que no seleccionemos parejas solo porque vemos que tenemos los mismos hobbies y personalidades.
Todo esto señala a que tenemos que cambiar el orden de prioridades a la hora de seleccionar qué características buscamos cuando estamos eligiendo una pareja.
Hay dos oraciones en el libro “A general theory of love” escrito por Thomas Lewis M.D., Fari Amini M.D., y Richard Lannon M.D., que en un principio me generaron un poco de aversión, pero después de terminar el libro y otros sobre el tema del amor he llegado a aceptar. La primera es: quienes somos y en quienes nos convertimos depende, en parte, de a quien amamos. Y la segunda: una persona no se puede conocer hasta que otra la conozca. La aversión inicial probablemente vino por el mito contraproducente que actualmente reina en muchas sociedades el cual se menciona en el libro “Attached” de Amir Levine M.D. y Rachel S.F. Heller M.A.: una persona tiene que ser independiente en la relación, uno/a se tiene que enfocar en si mismo/a antes que en su pareja, uno/a no se debe de disolver en la relación, una/a no debe de necesitar a su pareja para lograr su bienestar. Pero, como en el libro “Attached” se explica, existe algo llamado la “paradoja de la dependencia”, la cual indica que mientras más afectiva sea una pareja, más independientes y audaces se convierten sus miembros. Esto sucede porque cuando nos sentimos seguros/as con alguien, nos sentimos más cómodos/as tomando riesgos, siendo creativos y siguiendo nuestros sueños. Es irónico pero para incrementar nuestra independencia, podemos encontrar a alguien de quien depender.
Sobre la recomendación que dice que “uno no debe de disolverse en una relación”, Amir y Rachel explican que estudios demuestran que cuando una pareja se siente apegada, los dos, siempre, forman una unidad psicológica, en donde los dos se regulan psicológica y emocionalmente. En el libro, “A general theory of love”, se menciona que tu pareja te transmite información regulatoria que altera tus niveles hormonales, tus funciones cardiovasculares, tus ritmos de sueño, tu sistema inmunológico y más. El contacto continuo con tu pareja transforma tu cerebro. Esto quiere decir que es imposible no disolverse en nuestras relaciones. Es por esto que en vez de enfocarnos en mantenernos como entes independientes en una relación, tenemos que enfocarnos en considerar a la elección de nuestras parejas como fuentes de una transformación personal que debe de apuntar hacia nuestro bienestar.
Si estás en una relación y tienes dudas de si está funcionando o no, el libro titulado “Too good to leave, too bad to stay” de Mira Kirshenbaum, te puede ayudar a decidir si debes terminar o seguir trabajando en ella. Para comenzar, Mira explica que para salir de lo que ella denomina como “ambivalencia relacional” (el limbo de no saber qué hacer con una relación) es contraproducente utilizar la imagen de la balanza, donde se pone en un lado las razones para terminar y en el otro las razones para continuar, ya que ella confunde en vez de aclarar y los elementos que se ponen en ella están en constante cambio. A su vez, ella explica que cuando una pareja cae en ambivalencia, poco a poco dejan de pasar tiempo juntos.
Para analizar eficientemente una relación, Mira indica que tenemos que hacer un diagnóstico de ella como si fuéramos un doctor evaluando a un paciente. Para ello necesitamos una batería de preguntas que nos ayuden a concluir qué tan grave es la situación. Su libro presenta más de 30 de estas preguntas, pero aquí solo presentaré algunas de ellas:
• ¿Has hecho un compromiso con un estilo de vida que excluye a tu pareja? Por ejemplo, si has decidido que quieres migrar a otro país y en tus planes no tienes en consideración a tu pareja, ya has decidido inconscientemente terminar.
• ¿Tu pareja bloquea continuamente temas importantes para ti? Si sí, razón para irse.
• ¿Tu pareja te ha convencido de que tienes muchos defectos? Si sí, razón para irse.
• ¿Tu pareja puede y quiere satisfacer tus necesidades razonables sin crear conflictos? Si sí, razón para quedarse.
• ¿Pueden divertirse juntos? Si sí, razón para quedarse.
• ¿Te critica continuamente? Si sí, razón para irse.
• ¿Sientes una atracción única hacia tu pareja? Si sí, razón para quedarse.
Si al final de responder a todas las preguntas del libro tienes más razones para irte que para quedarte, es momento de terminar. Claro que depende de ti el poner peso a cada una de las preguntas; tal vez solo una respuesta sea razón suficiente para terminar.
Por otro lado, Logan Ury, en su libro “How to not die alone”, brinda un ejercicio para evaluar tu relación: la prueba del closet. Imagina que tu pareja es una prenda en tu closet. ¿Cuál es? ¿Es una cómoda que te gusta usar constantemente y con la que te gusta como te ves o es una que quisieras botar? Esta elección te puede iluminar sobre qué hacer con tu relación. A su vez, Logan explica que los “hitchers”, aquellas personas que se quedan en relaciones que no están funcionando, sufren de la “falacia del costo hundido”, con la que se cree, erróneamente, que porque se invirtió tiempo y esfuerzo en una relación, se tiene que llegar hasta las últimas consecuencias. Para finalizar, Logan relata que estas personas tienen aversión a las perdidas y que ponen más relevancia a la perdida de alguien que a las ganancias que podrían obtener si encuentran a una nueva pareja.
Gary Chapman, en su libro “The 5 love languages”, explica que existen cinco idiomas del amor, los cuales utilizamos para expresar este sentimiento hacia alguien y con el cual nos sentimos amados cuando lo recibimos de otras personas. Nosotros utilizamos los 5 pero tenemos aquel que es nuestro principal, como si fuera nuestra lengua materna. Esto significa que si dos personas se aman, pero hablan idiomas diferentes del amor, conflictos aparecerán a la hora de demostrar sus sentimientos. ¿Cuáles son estos idiomas?
• Palabras de afirmación: cuando una persona tiene esta “lengua materna”, él/ella expresa su amor con elogios sinceros y palabras motivacionales y bondadosas. A su vez, ella/él se siente amada/o cuando su pareja le brinda este tipo de mensajes.
• Tiempo de calidad: esto significa brindar momentos en los cuales se brinda total atención a la pareja, se le escucha, pero realmente se le “escucha”, y se realiza actividades juntos pero que fomenten una interacción dinámica; ver TV en la misma habitación no cuenta.
• Dar regalos: estos no solo se dan en ocasiones especiales, sino cada vez que se quiere demostrar cariño.
• Actos serviciales: son acciones enfocadas en hacer sentir bien a la pareja, pero que necesitan planeación, tiempo y energía.
• Contacto físico: cariños físicos que no necesariamente están ligados al sexo.
Un ejemplo: si una persona tienen como “lengua materna” el dar regalos y su pareja tiene el de “contacto físico”, él/ella dará obsequios continuamente, pensando que está demostrando su amor, pero si no brinda cariños físicos, su pareja no se sentirá amada/o, independientemente de los muchos regalos que reciba. Nosotros tenemos que reconocer cuál es nuestro idioma del amor primario y cuál es aquel de nuestra pareja. En el caso de que no se hable el mismo idioma, si se quiere fomentar el bienestar de la relación, se tiene que hacer el esfuerzo para satisfacer el idioma de la pareja y viceversa.
Helen Fisher Ph.D., en su libro “Why him? Why her?, explica que muchos buscamos a alguien que nos ayude con nuestras deficiencias; salimos con quien nos ayude a convertirnos en las personas que queremos ser. Por otra parte, Helen, en su libro “Why we love?”, explica que el amor se puede dividir en tres elementos: lujuria, atracción romántica y apego. Lujuria o atracción sexual se puede sentir por cualquiera que nos parezca atractivo/a. Atracción romántica nos hace sentir euforia por la otra persona. Y apego significa que queremos tener una relación duradera y estable con alguien. Una misma persona nos puede “activar” los tres elementos, pero esto no siempre es así. Puede que tengamos a alguien que solo active lujuria, otra que solo active a la atracción romántica y otra que solo el apego. También podemos encontrar a personas que solo activen cualquier combinación de dos de los elementos.
Jon Birger, en su libro “Make your move”, utiliza una de las conclusiones de los estudios realizados por los premio Nobel en Economía Alvin Roth y Lloyd Shapley para indicar cómo las mujeres pueden incrementar sus probabilidades de obtener la pareja que ellas buscan. Ellos llegaron a la conclusión de que cuando se trata de formas tradicionales de búsqueda de pareja, la persona que inicia el acercamiento típicamente logra un mejor resultado que la aquella que recibe el acercamiento. Esto quiere decir que si los hombres son tradicionalmente quienes se acercan a las mujeres para iniciar el cortejo, son ellos quienes tienen usualmente el poder de maximizar las cualidades de sus potenciales parejas; las mujeres tienden a quedarse con parejas que no serían sus primeras opciones si ellas fueran quienes iniciaran el cortejo. Para contrarrestar esto, las mujeres tienen que esquivar los roles tradicionales de género y ser quienes tomen la iniciativa a la hora de realizar los primeros acercamientos. Sí, lo sé, muchos/as pensarán que esto puede ser contraproducente; que la “imagen” de una mujer que da el primer paso en el proceso de seleccionar parejas repele más que atrae, pero según los estudios y ejemplos que se presentan en el libro de Jon, esto no podría estar más alejado de la realidad.
La acción de “amar” no es una capacidad universal. La manera cómo tu amas es diferente a la mía y a la de cualquier otra persona. ¿Qué significa esto? Que aquello que activa esa exposición de sensaciones dentro de ti, aquellas acciones que esta explosión te empuja a realizar y aquellos tipos de relaciones que buscas a razón de todo esto, forma una estructura y dinámica única. ¿Por qué? Porque el “amar” no se crea como nuestra capacidad para ver u oír, no es una función que se desarrolla independientemente de otras personas. Si un niño es criado por lobos en un bosque, él desarrollará la capacidad para ver y oír normalmente, pero no así su capacidad de amar.
Thomas Lewis M.D., Fari Amini M.D. y Richard Lannan M.D., en su libro “A general theory of love”, explican que niños/as moldean sus emociones con ayuda de una fuente externa. Ellos almacenan una impresión de cómo el “amor se siente”, la cual les dice qué son las relaciones sentimentales, cuáles son sus funciones y qué se debe de esperar de ellas. Esto quiere decir que todos nosotros, por nuestras crianzas, por las dinámicas familiares que experimentamos al crecer, por el amor o falta de él que recibimos de niños/as, por el estado emocional de las personas que nos rodearon en nuestros primeros años de vida, moldeamos nuestro cuerpo y mente para reaccionar ante cierto tipo de personas y para buscar cierto tipo de relaciones que activen a nuestra forma particular de amar.
Esto es importante: una persona puede moldear su forma de amar haciendo que busque relaciones abusivas, ya que ellas “activan” este sentimiento. Como se declara en ese libro: la mayoría de personas escogerán miseria con una pareja que su “forma de amar” reconoce, en vez del placer de una buena pareja que no lo haga. Se concluye: una persona no puede elegir qué tipo de relaciones desea.
Nosotros, de adultos, buscamos recrear el tipo de amor que recibimos de niños/as. Por otra parte, Helen Fisher Ph.D., en su libro “Why we love”, quien define el amor como “una necesidad psicológica” tan necesaria como el hambre y la sed, explica que elegimos parejas quienes han sufrido traumas similares en la niñez y quienes son similares al padre con quien tenemos conflictos inconclusos desde nuestros años de infancia.
Para finalizar, Ali Binazir M.D., M. Phil, en su libro “The Tao of dating”, explica que todos nosotros tenemos un “auto-concepto” –una idea de quiénes somos y cuáles son nuestros defectos y virtudes– y que nosotros buscamos relaciones que promuevan y que nos briden retro-alimentación que sea consistente a esta idea. Si una persona tiene un auto-concepto negativo, buscará parejas que lo confirmen. Ahora bien, nuestras formas de amar no son cadenas irrompibles, las podemos modificar, pero esto requiere de gran voluntad y esfuerzo.
Los dos pasos elementales que se tienen que dar para mejorar las probabilidades de conseguir una buena relación es conocerse a uno/a mismo/a y establecer expectativas reales. En relación a lo de conocerse, nosotros tenemos que evaluar cuál es nuestro tipo de apego y descubrir cuál es nuestra forma de amar para entender si es positiva o negativa. Esto se discutió en entradas anteriores. En relación a las expectativas reales, uno tiene que confirmar que no seamos Romanticizers, Maximizers o Hesitares, y que no le demos mucha importancia a la “chispa”. Esto se explicó en la entrada donde se habló sobre el libro “How to not die alone” de Logan Ury, quien asegura que: las buenas relaciones se crean, no se descubren.
En el libro de Logan también se menciona las características personales que incrementan las probabilidades de lograr una relación estable y se sugiera que veamos a las citas como experiencias, no como exámenes; el punto de la primera cita es solo saber si queremos una segunda. Logan también sugiere que cuando conozcamos a alguien, no lo/a juzguemos como no quisiéramos que nos juzgue a nosotros/as. En relación a las aplicaciones para citas y redes sociales, Logan explica que la sensación que ellas producen de que tenemos opciones ilimitadas de potenciales parejas, nos hacen caer en el “paradigma de la elección”, el cual estipula que a más opciones tengamos, más difícil será elegir. Si salimos con muchas personas, probablemente nos quedemos con ninguna.
Lo importante es ser conscientes de cómo la otra persona nos hace sentir en la primera cita.
Amir Levine M.D. y Rachel S.F. Heller M.A., en su libro “Attached”, explican que el amor no es suficiente para que una relación tenga éxito y esto lo tenemos que tener claro antes de involucrarnos con alguien. A su vez, Amir y Rachel sugieren que vayamos a las primeras citas, no tanto preguntándonos si “¿yo le gusto?”, sino más bien “¿Es él/ella (la pareja potencial) alguien en quien debería de invertir emocionalmente? Ellos también explican que cuando estemos evaluando a la pareja potencial, no nos centremos en solo una acción (por ejemplo: llegó tarde una vez) concluyendo que es una característica general –cuidado con las suposiciones– sino que encontremos varias señales antes de llegar a conclusiones.
Por otra parte, Connell Barrett, en su libro “Dating sucks but you don’t”, sugiere que nosotros tenemos que tener claro cuáles son nuestros valores más importantes antes de seleccionar parejas, para que no haya inconsistencias entre ellos y la persona que elijamos. Los valores son sentimientos, ideas y estados emocionales que son elementales para nosotros. Aquí te doy una lista de valores:
Selecciona los cinco más importantes para ti y asegúrate que tu potencial pareja sea consistente con ellos.
Mandy Hale, autora del libro “Don’t believe the swipe”, indica que toda cita enseña algo, por lo que no debemos considerarlas solo como una audición para el matrimonio; las citas deben de ser divertidas. A su vez, Mandy sugiere que escuchamos las señales que nuestro cuerpo da a la hora de evaluar a una pareja potencial, ya que nos puede indicar cuando una persona no es para nosotros. Por ejemplo, con la aparición de enfermedades repentinas y cansancio crónico. Además, ella anuncia que “somos responsables de la gente que dejamos entrar a nuestras vidas”, y que “amemos cuando estemos listos/as, no cuando nos sintamos solos/as”.
Para finalizar, Jon Birger, en su libro “Make your move”, sugiera que no nos enfoquemos demasiado en el éxito profesional de la pareja potencial, ya que él no tiene relación directa con el éxito de la relación. Y Ali Binazin M.D., M.Phil, en su libro “The Tao of dating”, sugiere que nos debemos de enfocar en tener una vida satisfactoria por nosotros mismos, antes de esperar que nuestra pareja vuelva a nuestra vida satisfactoria.
Muchas veces las relaciones están destinadas a fracasar si las personas ingresan en ellas con expectativas irreales. Logan Ury, en su libro “How to not die alone”, crea tres grupos de personas que comparten este tipo de expectativas. El primer grupo lo llama “Romanticizer”. Las personas en este grupo creen que el amor se tiene que desenvolver como un cuento de hadas, donde todo es mágico, donde existen las almas gemelas y cuando se encuentran, usualmente a través de amor a primera vista, todo es fácil, por lo que la relación no necesita de esfuerzo. Apenas se rompe esta supuesta magina, terminan con la relación.
El segundo grupo es el “Maximizer”. En él, las personas siempre tienen la idea de que otra persona, aparte de sus parejas, les podría hacer más felices. “El pasto siempre podría ser más verde en la siguiente colina”. Esto hace que nunca estén satisfechas/os con sus decisiones, lo que hace que no se dejen ser felices en sus relaciones.
El último grupo es el “Hesitater”. Ellos creen que tienen que cumplir listas de metas antes de buscar relaciones estables y duraderas. Por ejemplo, se dicen que no quieren pareja hasta que sean exitosos/as económicamente o hasta que conozcan cierto número de países o hasta que logren cierto aspecto físico; pero cada vez que logran alguna meta, aparece otra, lo que hace que nunca estén dispuestos/as a involucrarse seriamente con alguien.
Estas expectativas irreales sabotean la probabilidad de establecer relaciones positivas y duraderas. Aparte de ellas, Logan explica que existe una obsesión peligrosa y contraproducente con la “chispa”; la que se le conoce como esa sensación de emociones y euforia al encontrar a alguien con quien se cree que se podría iniciar una relación. Esto es así porque se cree que ella es elemental para el éxito de una pareja, pero esto no es así: no hay relación entre la aparición de la “chispa” y el éxito o fracaso de una relación.
Incluso la sensación de la “chispa” es peligrosa, ya que puede ocultar aquellos “focos rojos” que anuncian que la pareja potencial no es adecuada para ti. A su vez, el hecho de que no haya una “chispa” inicial, no significa que la relación no pueda funcionar, ya que según Logan, la “química” entre dos personas se puede crear con el tiempo. Para finalizar, hay una frase en el libro de Logan que me gusta mucho: amar es natural, pero salir en citas románticas no lo es. Esto señala a que el buscar pareja no se puede dejar enteramente en las manos de los sentimientos, no es algo que nos salga “natural”, tenemos que meditar al respecto, hacer un esfuerzo para conocernos y entender qué hay detrás de nuestra búsqueda.
Las relaciones se tratan de conexión, pero las barreras que nosotros nos ponemos son igual de importantes para el bienestar en pareja. ¿Qué son las barreras? Son aquellas acciones que nos generan incomodidad y nos hacen sentir mal, las cuales llevamos a cabo para el beneficio de otra persona. Mark Manson, autor del libro “The subtle art of not giving a fuck” explica en su blog que aquellas personas que tienen barreras débiles encajan en dos grupos: aquellas personas que toman demasiada responsabilidad por las emociones y acciones de los demás (salvadores/as – “hago todo por ti”) y aquellas que esperan que los demás tomen demasiada responsabilidad por sus propias acciones y emociones (victimas – “hagan todo por mi”).
Mark explica que personas con barreras débiles usualmente tienen bajo autoestima y no logran tener una identidad sólida (no se definen por ellos/ellas mimos/as) –esta incapacidad viene de la niñez cuando las personas que los criaron no les dejaron expresarse y mostrar sus gustos y necesidades– por lo que dejan que otras personas los/as definan. A su vez, ellas/ellos caen en co-dependencia con sus parejas, ya que tienen una necesidad desesperada de amor y afecto y se hacen las víctimas o se vuelven salvadores/as pensando que de esta manera obtendrán lo que buscan. Parejas compuestas por una víctima y un/a salvador/a crean círculos viciosos de los cuales es muy difícil escapar.
Por otro lado, personas con barreras débiles creen que el amor es condicional, lo que significa para ellos/ellas que el amor se adquiere “comprándolo” con acciones. “Solo te doy amor si haces esto o aquello por mí”.
Barreras fuertes producen relaciones positivas, por lo que Mark sugiere que debemos crear una lista de cuáles son nuestras barreras, evaluar qué tanta responsabilidad tenemos de las emociones y acciones de otras personas y la responsabilidad que otras personas tienen de nuestras emociones y acciones, y trabajar en nuestra autoestima. Esto último se logra incrementando la compasión que nos otorgamos a nosotros/as mismos/as.
Hay muchas formas de evaluar si una persona es indicada para ti y una de ellas es entender qué “tipo de apego” tiene. Arvin Levine M.D. y Rachel S.F. Heller M.A., explican en su libro “Attached”, que todos nosotros tenemos un sistema de apego, el cual son las emociones y conductas que nos empujan a tener contacto con personas que queremos. Ahora bien, este sistema de apego es moldeado por el tipo de afecto y atención que recibimos al crecer. Esto produce que los adultos caigamos en cuatro tipos de apego: seguros (50% de todas las personas), ansioso (20%), evitativo (25%) y ansioso-evitativo (3 a 5%).
Tú, sí o sí, caes en uno de estos tipos. ¿Qué son estos tipos? Aquellas personas que tienen el tipo ansioso, sus sistemas de apego son muy sensibles. Esto provoca que tengan un miedo constante al abandono, empujándolos a tener contacto continuo con sus parejas, unen ansiedad con felicidad (necesitan estar ansiosos/as continuamente), buscan crear celos para atraer a su pareja, caen en remolinos de negativismo y se “vengan” si sienten que su pareja no les da cariño.
Para aquellas personas que tienen el tipo de apego evitativo, estar en una relación es una pérdida de libertad y ven la necesidad de contacto con su pareja como una debilidad. Ellos/ellas están programados/as a desactivar su sistema de apego; esto provoca que piensen que “no necesitan a nadie”, que se enfoquen en los aspectos negativos de sus parejas y que solo se den cuenta de los positivos una vez la relación termina, se dicen que “no están listos/as para algo serio”, están inclinados/as a ser infieles y se enfocan en “relaciones imposibles”. No les gusta la intimidad.
Las personas con un tipo de apego seguro sin fiables, consistentes y confiables. Están cómodos/as con la intimidad, no crean drama, comunican bien sus necesidades emocionales, son mentalmente flexibles, alivianan conflictos y tienen claro que las relaciones se pueden mejorar.
Si ves que tu potencial pareja tiene un tipo de apego seguro, esta es una razón para concluir que sí te conviene. Pero, el problema viene porque la gente ansiosa y evitativa se atraen mutuamente como imanes de polos opuestos y una vez que ingresan en una relación, es difícil escapar de ella. ¿Por qué? Porque a más activación del sistema de apego de los ansiosos/as, cosa que es adictivo para ellos/as, mayor desactivación del sistema de apego de los evitativos, cosa que es adictivo para ellos/as. Uno se acerca, otro escapa; mientras más uno se escapa, más quiere acercarse el otro. Se crea un círculo vicioso. Para ansiosos/as y evitativos/as, la gente segura les aburre, porque no les da el “high” que necesitan para activar o desactivar sus sistemas de apego. Esto es muy peligroso porque facilita la aparición de relaciones toxicas, las cuales terminan y regresan continuamente.
Pero, los tipos de apego son plásticos, no nos ponen cadenas y todos podemos trabajar para ingresar al tipo de apego seguro. Entonces, para analizar si alguien te conviene, mírate primero y descubre qué tipo de apego tienes y haz todo lo posible para no caer en la trampa ansioso-evitativa si este fuera el caso para ti.